En una ocasión, hice algunas preguntas de razonamiento a mis estudiantes de la Maestría en Finanzas y Derecho Corporativo de la Universidad ESAN (en Lima, Perú). Una de tales preguntas era: ¿Cómo contabilizaría la compra de tachos de basura para la empresa? Todos contestaban al unísono que tal compra se registraría al gasto. Pero a continuación, hacía otra pregunta: ¿Y si los tachos de basura son de oro macizo? En ese momento, todos empezaban a dudar. No obstante, todos coincidían en algo: que debía analizarse cuánto representa el valor de los tachos, en comparación al total de activos o total de utilidad neta. En otras palabras: la materialidad o importancia relativa.
Lo cierto es que el mal registro de un activo como gasto (o viceversa) originaría lo que la NIC 8 llama un error contable, el cual se define como una omisión o inexactitud en los estados financieros de una entidad, lo que incluye los errores de tipo aritmético, errores de aplicación de políticas contables, la inadvertencia o mala interpretación de hechos, así como los fraudes. Y de acuerdo a la misma NIC, los errores contables tienen efecto retroactivo, es decir que la corrección se practica desde el ejercicio donde se descubre el error hacia atrás, por lo que afecta a los estados financieros de periodos anteriores. Pero ¿nos tomaríamos la molestia de corregir un error cuando el efecto del mismo pueda parecer que no es material o significativo?
Pensemos en lo siguiente: hace un mes atrás, en Alemania, se descubrió un ‘pequeño’ error contable del banco FMS Wertmanagement, propiedad del gobierno alemán, que apenas representa el 2.6% del PIB de este país. Ante tal porcentaje, podríamos pensar que el error no es significativo, pero ¿de cuánto es el error? Apenas 55 mil millones de euros, el 93% del PIB del Ecuador para el año 2010, según reportes del Banco Mundial (disponible en Google Public Data Explorer).
¿Cómo pudo ocurrir semejante error? El banco FMS es un ‘banco malo’ creado por el gobierno alemán para evitar el colapso del banco Hypo Real Estate (HRE), el cual estaba hundido hasta el cuello en las famosas hipotecas subprime estadounidenses, las mismas que desataron la crisis de 2007. Al estatizar el HRE, se decidió crear el FMS donde se traspasarían todos los activos tóxicos del HRE, saneando así al HRE y evitando su inminente quiebra. El error provino por parte del FMS, el cual calculó mal las deudas acumuladas por el HRE: en 2010, el banco tenía 24.500 millones de euros más de lo que se creyó entonces. En 2011, el error ha ascendido ya a 31.000 millones de euros. En suma: el erario público alemán debe 55.500 millones de euros menos de lo que se pensaba.
Las correcciones contables en el FMS tienen dos causas. Primero, el banco vendió activos del HRE por valor de 31.000 millones de euros. Además, Hacienda permitió «transacciones innecesariamente repetidas», según reconocen los propios funcionarios. Se trata sobre todo de dinero necesitado para avales y garantías. El sistema contable añadía cantidades a los balances que en realidad ya estaban saldadas. Estos son los 24.500 millones de euros. Al gobierno alemán le sorprende el hecho que, a los auditores externos del FMS (Pricewaterhouse Coopers) se les haya pasado por alto este pequeño error, cuya corrección reduce la deuda pública alemana de un 83.7% a un 81.1% del PIB
Pensemos en lo siguiente: este error es apenas un poquito más del 2% del PIB de una potencia mundial, pero que equivale a casi el 100% de todo lo generado dentro del Ecuador durante el 2010. Pregunto: ¿se deberían corregir tales errores? Lo pregunto independientemente de las acciones que tomó el gobierno alemán, pero veámoslo desde una perspectiva NIIF. La misma NIC 8 en su párrafo 41 menciona que “los estados financieros no cumplen con las NIIF si contienen errores, tanto materiales como inmateriales”. Así que por muy minúsculo que sea un error contable, habrá que corregirlo si una entidad desea tener sus estados financieros bajo NIIF. Tener en cuenta este hecho sobre los errores contables, hará que nos preocupemos por tener estados financieros razonables y nos librará de los desastres globales.